El año pasado los gamers lo pasamos muy mal, y es que decepción tras decepción no es bueno para la salud mental. Desde títulos esperados de empresas importantes desaprovechados a importantes aberraciones que el único sentimiento que provocan al jugar son náuseas. Pero, sin duda, los títulos que causaron más revuelo fueron los siguientes:
- Watch Dogs: el por muchos conocido como el rival de la gran saga Grand Theft Auto, anunciado en la E3 del 2012 como un título de mundo abierto, con una calidad gráfica impresionante. Desgraciadamente, Ubisoft se rió de nosotros y sacó al mercado un triple A bastante mediocre, que en calidad gráfica ni se acercaba a lo mostrado en la E3, (calidad que se puede conseguir descargando un mod). El juego tiene una historia no muy buena, calidad gráfica mejorable (olvidaos de los reflejos a tiempo real, cosa que hasta el Mario Kart 8 tiene). Además, la libertad de acciones no es ni comparable a la que ofrece GTA IV y V (incluso el GTA San Andreas ofrece más libertad, y es un juego del año 2004).
"Aprende Watch Dogs"
- Destiny: un ejemplo de mucho ruido y pocas nueces. El conocido como el videojuego más caro de la historia y una de las mayores patadas en la cara del año. Con una campaña publicitaria excesiva que, tras crear todo el hype (altas expectativas) que podía crear, supuso un fiasco enorme para todos los que lo esperaban. "El juego que cambiará el concepto de shooter", "el verdadero inicio de la nueva generación". Al final se quedó en un videojuego mediocre que no cumplió para nada las expectativas. Incluso su versión para consolas de nueva generación (XBOX ONE y PS4) estaba a 1080p (resolución) y a 30 fps (cuando en PC se puede alcanzar la máxima resolución 4K y más de 120fps). A todo esto se suma un historia mediocre y un modo online que deja mucho que desear.
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